salud emocional

DECÍDETE A VOLAR

Decídete a volar, abandona tu comodidad, enfrenta tus miedos e inseguridades, y sólo así, comenzarás a volar.  Si sientes que la vida no tiene sentido, que los problemas te están acabando, memoriza esta parábola: 

"Un pájaro que vivía resignado en un árbol podrido en medio del pantano, se había acostumbrado a estar ahí, comía gusanos del fango y se hallaba siempre sucio por el pestilente lodo.  Sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre, hasta que cierto día un gran ventarrón destruyó su guarida; el árbol podrido fue tragado por el cieno y él se dio cuenta de que iba a morir.
 
En un deseo repentino de salvarse, comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo, le costó mucho trabajo porque había olvidado cómo volar, pero enfrentó el dolor del entumecimiento hasta que logró levantarse y cruzar el ancho cielo, llegando finalmente a un bosque fértil y hermoso."

Los problemas son como el ventarrón que ha destruido tu guarida y te están obligando a elevar el vuelo o a morir.  Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importan los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir basta, para oír el llamado que tenemos de buscar la perfección, para sacudirnos el cieno y volar alto y muy lejos del pantano.  Abandona la vía segura y cómoda. Lánzate a la ruta incierta, llena de enigmas e inseguridades y hazlo solitariamente.  Dios te acompañará y te dirá qué camino tomar.
No olvides, cada día y varias veces al día, un pensamiento confiado en Dios.  En cada momento y en cada decisión importante, ten presente la imagen amorosa de Dios; no sólo para pedirle favores, a veces para agradecerle y otras ocasiones sólo para estar pendiente de su ayuda. Así, todas tus cosas siempre te saldrán bien.   Aún en acontecimientos que nos entristezcan o nos causan vergüenza y dolor, hay siempre algo valioso y positivo para aprender.   Aprende la lección de cada momento, aprovecha el aprendizaje de cada día; enriquecerás tu vida y crecerás como persona.
Una de las principales reglas para tener una buena relación con los demás y para sentirse mucho mejor en general es no exigir o pretender que los demás te traten como tú quisieras; cada cual tiene su punto de vista, unos sentimientos y una forma de ver las cosas diferentes. Si no recibes de ellos lo que esperas, puede ser por cualquiera de estas tres cosas: o no saben, o no pueden o no son capaces de dar lo que tú esperas de ellos; por tanto, no te auto castigues ni te hagas la víctima; si tú tienes más capacidad que otros para dar y tener empatía con los demás, es un don que te ha dado el Cielo, y por ello debes dar gracias a Dios.

Tu vida es importante, tú ocupas un lugar en el orden universal, tú te encuentras aquí, y ahora, cumpliendo una misión fundamental para quienes giran a tu alrededor; todo lo que tú haces o dices, dejas de hacer o de decir, influye o afecta positiva o negativamente en alguna otra persona. Tú tienes una gran responsabilidad en el orden del universo. Nada es intrascendente, nada es en vano.  
Cada persona que conoces y con quien te relacionas, trae consigo una lección importante para ti, algo que vale la pena aprender o algo que deberíamos evitar. No somos jueces, ni fiscales, ni supervisores de la vida de los demás.  Aprendamos discretamente la lección que cada ser humano representa, aprovechemos lo bueno de cada quien y procuremos evitar lo negativo, pero sin emitir juicios. Mejoraremos cada día un poco más.
Tú eres el conductor, el guía, el faro y la brújula de tu vida; tú eres el presidente ejecutivo de esa importante empresa que es tu vida; tú eres además el motor y la hélice para el desarrollo, avance y crecimiento de tu vida. Hazte responsable de lo que dices o dejas de decir, actúa con responsabilidad en lo que haces o dejas de hacer. Tu vida sólo depende de ti mismo.  Tú posees en tu interior, las capacidades suficientes para ser feliz y agradable, tanto como te lo propongas y desees serlo.

Autor Desconocido    
LA VENDEDORA DE FLORES

La vendedora de flores sonreía, su arrugado rostro resplandecía de gozo. Por impulso tomé una de sus flores:
    “Se ve muy bien esta mañana”, le dije.-    “¡Claro!”, exclamó, “sobran los motivos”.
Aquella mujer vestía tan pobremente y se veía tan frágil que su actitud me intrigó.  “Sobrelleva sus problemas admirablemente”, la elogié:
-    Ella me explicó entonces: “Cuando crucificaron a Cristo el viernes santo, fue el día más triste de la historia. Y tres días después, Él resucitó. Por eso he aprendido a esperar tres días siempre que algo me aflige. Las cosas siempre se arreglan de una u otra manera en ese tiempo.” 
Seguía sonriendo al despedirse de mí. Sus palabras me vienen a la mente cada vez que estoy en dificultades: "Hay que esperar tres días".



Salud emocional

1. Enfrenta uno a uno, uno por vez los problemas que te causan tensión emocional, y haz una sola cosa por vez.

2. Haz lo mejor que puedas en cada situación de estrés, y luego deja de preocuparte por ella.

3. Se positivo y expresa tus sentimientos con honestidad.

4. Trata a los demás con el respeto que esperas para ti mismo.

5. Toma conciencia de tus necesidades, en lugar de dejar que se te dicten los otros.

6. No contemples  tu vida como algo cerrado; considera que siempre hay alternativas.

7. Elije sentirse bien y contento.

8. Toma distancia de tus problemas. Piensa en qué pensarás de tus problemas de hoy dentro de un año, cinco años, una década.

9. Adopta una perspectiva humorística, así veras tus problemas de manera más objetiva. 

10. Vive en el presente.